EL HOMBRE EN EL CASTILLO, Philip K. Dick

El hombre en el castilloMe encantan las ucronías. Y esta es, sin duda, la madre de todas ellas: El hombre en el castillo (1962), del genial e inmenso Philip K. Dick.

¿Qué hubiera pasado si los nazis finalmente hubieran ganado la II Guerra Mundial? Esta es la pregunta que se planteó el autor para crear el escenario de historia alternativa en el que transcurre esta sorprendente novela.

Es justo decir que este subgénero ha alcanzado cotas sublimes de la mano de otros autores (en concreto, la magnífica novela Patria de Philip Roth, cuya reseña tengo pendiente), así como señalar que existen ucronías anteriores a esta, pero es The Man in the High Castle la obra que marca un antes y un después. Principalmente por su audacia y originalidad.

Dick conoció la fama casi de forma póstuma. Cuando murió, en 1982, justo empezaba a recibir el merecido reconocimiento. Tras su agitada y convulsa vida (su biografía da para hacer otra novela), hoy es considerado un un autor de culto que ha firmado grandes obras maestras de la ciencia ficción, aunque esta en concreto resulta difícil de encasillar.

Los nazis ganan la guerra

En El hombre en el castillo, los Aliados han perdido la guerra. Gran parte de territorio de Estados Unidos ha sido ocupado por potencias extranjeras, que se han repartido el botín de la siguiente manera: la costa atlántica ha caído bajo el control del III Reich, mientras que la costa del Pacífico está bajo el dominio del Japón imperial. La zona central, la menos habitada y más pobre, conserva una cierta independencia aunque ejerce de facto como «colchón» que separa ambos territorios.

Alemania y Japón, los vencedores, están cocinando lentamente su particular versión de la Guerra Fría, con la amenaza constante de desencadenar un conflicto nuclear.

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No he tenido la suerte de ver la serie de televisión basada en la novela que tantos elogios está acaparando, aunque sospecho que hay algunos cambios que me van a disgustar. Con todo, es de agradecer que mucha gente, sobre todo los más jóvenes, hayan podido conocer esta interesantísima obra de Philip K. Dick por este medio.

Los personajes

Es en este escenario donde Dick desarrolla las historias de sus personajes. Así, seguimos los pasos de Baynes, un alemán desertor que intenta convencer a los japoneses para que le apoyen en su proyecto de derrocar a Joseph Goebbels. Baynes, que obviamente se mueve con una identidad falsa, trabaja a través de un contacto en la misión comercial japonesa, Nobusuke Tagomi, que a su vez afronta sus propios problemas. El mayor de ellos: su desconcertante visita a lo que parece un universo alternativo.

Otra trama secundaria se refiere a Frank Frink, un diseñador de joyas que está tratando de ocultar su ascendencia judía para evitar ser arrestado, y su esposa Juliana, que huye con un conductor italiano en busca de aventuras y nuevas emociones. Otro personaje significativo es Robert Childan, un vendedor de antigüedades y objetos de coleccionista que consigue sacar provecho del interés de su clientela japonesa hacia los artículos con los que comercia.

Todos ellos, cada cual a su modo, están perdidos en un mundo que no difiere mucho del nuestro, lleno de peligros y de incertidumbre:

«Todos somos insectos, avanzando a tientas hacia algo divino o terrible».

La influencia del I Ching

En cierta ocasión, Dick afirmó que se había dejado «guiar» por el I Ching para desarrollar la trama de esta novela, llegando a culparle de los fragmentos o elementos de los que no estaba satisfecho. Locuras de genios, supongo.

índiceBreve inciso: el I Ching, también conocido como «libro de las mutaciones», es un antiguo libro chino que se usa como oráculo, aunque tiene también un amplio contenido filosófico.

En realidad, el I Ching juega su propio papel en la trama de El hombre en el castillo, ya que algunos personajes lo consultan antes de tomar decisiones importantes. El propio y misterioso personaje de Hawthorne Abendsen (el verdadero «hombre en el castillo» y probablemente el alter ego de Dick) sigue este sistema para escribir su obra: un relato ficticio de historia alternativa en el que Estados Unidos y sus aliados ganan la guerra. El título de esa novela, la que narra algo parecido a nuestra realidad, es «La langosta se ha posado».

¿Cómo es eso? ¿Una ucronía dentro de otra ucronía? En algunos momentos de la narración la realidad se difumina tanto que cuesta separarla de la «otra realidad».  Sin spoilers: en un momento del libro, Nobusuke Tagomi se encuentra en ese mundo imaginado por Abendsen donde Estados Unidos fue el vencedor. Philip K. Dick nos abre así la puerta a la vertiginosa posibilidad de una regresión infinita, un equivalente literario de dos espejos colocados uno frente al otro. Una idea «marca de la casa» que tanto nos entusiasma a los seguidores de este autor.

«Tal vez si sabes que estás loco significa que no lo estás. O que te estás volviendo cuerdo, finalmente. Despertando».

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Philip K. Dick (1928-1982)

Un último comentario antes de recomendar a todos los que están viendo la serie que vayan corriendo a comprar este maravilloso libro: Philip K. Dick nos engaña. Sí, nos engancha con una atractiva ucronía pero a medida que nos sumergimos en la lectura descubrimos que el escenario es apenas un simple pretexto para exponer las profundas reflexiones filosóficas que traen de cabeza al autor: la vida y la muerte, el bien y el mal, la existencia de un dios, del destino…

«¿Hay alguien capaz de cambiar el destino? Todos nosotros unidos, o tal vez una gran figura. O alguien estratégicamente ubicado, que se encuentra en el lugar correcto. Oportunidad. Accidente. Y nuestras vidas, dependiendo de ello».

En cualquier caso, una fantástica locura, una novela enorme que no se puede dejar de leer.

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3 comentarios en “EL HOMBRE EN EL CASTILLO, Philip K. Dick

  1. Hola Daniel, me encanta. Conocí a Philip K. Dick el año pasado en una clase de psicología, nos lo recomendó el profesor para que conociéramos su historia y su peculiar mundo a través de su obra. Como no suelo leer ciencia ficción y tenía que empezar serie nueva, decidí ver la serie primero que me ha gustado mucho y que, como dices, no es solo una ucronía sino una reflexión muy interesante sobre temas universales, así que imagino que el libro no tiene desperdicio y estoy deseando hacerme con él. Gracias por la reseña. Saludos.

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    1. Hola Laura,
      Gracias a ti por tu comentario. Yo siempre digo que la ciencia ficción (la buena) es un género injustamente menospreciado. Hay auténticas obras maestras que tocan temas filosóficos muy profundos.
      En cuanto a Philip K. Dick, tal vez esta sea su obra más famosa, pero para mí la mejor es Ubik. Eso sí, casi me vuelvo loco leyéndola XD.
      Un abrazo.
      Daniel

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