La ciencia ficción puede ser divertida, fascinante, caótica y delirante a la vez. Nos lo viene a demostrar Francisco Jaén con su opera prima: Como si no hubiera un mañana (2019). Una novela que, en efecto, parece escrita siguiendo ese mismo lema.

Estamos en el año 2067. En el CERN de Ginebra, donde se encuentra el famoso Gran Colisionador de Hadrones. Allí llega de repente un misterioso mensaje del pasado (del año 2018), una oscura visión del futuro que podría significar el estallido de la Tercera Guerra Mundial y, consecuentemente, el fin del mundo.

Una vez descartado el error o la posibilidad de que se trate de una broma pesada, se toma la decisión de impedir que se cumpla este destino fatal. Pero, ¿cómo evitarlo?

La solución pasa por las manos de Andrés Riera, un astrólogo español del año 2018. Un completo desconocido al que quieren convertir en una celebridad suministrándole información del futuro a  fin de que sus acertadas predicciones deslumbren al mundo. A partir de ahí, bajo la guía del profético astrólogo, sólo hay que cambiar el destino de la humanidad evitando los errores que conducen al desastre. Pero este plan tampoco saldrá como estaba previsto.

«En realidad, lo que quería decirle es que había que vivir como si no hubiese un mañana, porque era posible que, realmente, no lo hubiera.»

La astrología está presente en toda la narración, casi como un personaje más (incluso la novela está dividida en doce capítulos, titulados con los nombres de los signos del Zodiaco).

Francisco Jaén demuestra ser un gran erudito en la materia. Como si no hubiera un mañana contiene abundante información sobre la historia de la astrología. También hay innumerables referencias a obras de ciencia ficción, que delata al autor como un apasionado del género.

Entre los elementos innovadores de esta obra cabe destacar el concepto de cliodinámica, una teoría que defiende que la historia humana es cíclica (como ya afirmaban los antiguos griegos). Es decir, que tiende a repetirse y por tanto se puede predecir. Salvando las distancias, es una idea aproximada a la de la psicohistoria que Isaac Asimov expuso en su célebre novela Fundación.

«La cliodinámica suele acertar en sus pronósticos. Es algo más que una novela o una película. Es ciencia».

Como si no hubiera un mañana tiene un punto caótico, excesivo, donde la locura y el humor se entremezclan. Junto al inclasificable Riera («empezaban a preguntarse si no habrían metido la pata, facilitándole tanta notoriedad a aquel personaje, al que consideraban  un idiota») y otras figuras de ficción aparecen curiosos cameos como los de Joaquín Sabina, Mauricio Macri o Iker Jiménez. No digo más para no destripar la historia a los lectores.

El desenlace es sorprendente, de los que le rompen a uno la cabeza. Un tanto abrupto, aunque endulzado por un magnífico y original estrambote final.

Puedes comprar la novela en Amazon a través de este enlace: Como si no hubiera un mañana.

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