Por raro que parezca, creo que elegí un buen momento para leer esta novela. Confinado en casa, como todos los españoles, y con el bombardeo continuo de los medios hablando de contagios y muertes a cuenta del coronavirus, no parecía en principio la mejor lectura para levantar el ánimo.

Y sin embargo, he disfrutado de cada página de Guerra Mundial Z (2006), de Max Brooks.

Lo más interesante es que en algunos aspectos esta novela tiene un contenido visionario. Por supuesto no me refiero a los muertos vivientes, sino al hecho de cómo la «plaga» que se extiende por el mundo ante la pasividad y la torpeza de los gobiernos:

«La mayoría de la gente no cree que algo pueda suceder hasta que ya ha sucedido. No es por estupidez o debilidad, sino simple naturaleza humana».

Un aviso a los lectores de este blog: si has visto la película y crees que no hace falta leer el libro, estás equivocado. Son dos mundos diferentes. A mí la película me gustó, pero la novela todavía más.

La narración nos sitúa 10 años después del fin de la guerra en la que los humanos han conseguido vencer a los zombies (aunque no han logrado erradicarlos completamente). El narrador, que trabaja para las Naciones Unidas, se encarga de recopilar entrevistas y testimonios de diversos supervivientes a lo largo y ancho del mundo, ofreciéndonos un mosaico explicativo de todo lo que sucedió. Un formato que hace que la lectura sea muy amena y rápida.

Guerra Mundial Z es un escalofriante ejercicio de imaginación de Max Brooks en el que las historias de pesadilla que se cuentan comparten espacio con interesantes consideraciones geopolíticas y profundas reflexiones filosóficas. Eso sitúa a esta novela por encima de toda esa montaña de «libros de zombies» que inundaron las librerías hace unos años.

¿Por qué afirmo al principio que World War Z tiene algo de novela de anticipación? Si dentro de unos años alguien lee esta reseña puede que piense que exagero (así lo deseo), pero en estos días en los que el mundo está en shock por el impacto de una pandemia que está matando a miles de personas y que amenaza con sumir a países enteros en la ruina, fragmentos como estos resultan tan clarividentes… Basta sustituir la palabra «zombi» por «coronavirus» o «covid-19:

«No se podía encontrar un canal de televisión en el que no se dieran noticias de los zombis (…) Al mirar atrás, no acabo de creerme lo poco profesionales que fueron los medios de comunicación (…) Todas aquellas gotitas de información digerible, ofrecidas por un ejército de supuestos expertos que se contradecían entre sí».

Recurriendo de nuevo a la comparación, allá van estas afirmaciones, perfectamente válidas para lo que estamos viviendo:

«El pánico es más infeccioso que el Germen Zeta».

Así es. Porque el daño de la «plaga», que ya de por sí es terrible, se ve multiplicado por el pánico de los humanos, ese miedo incontrolable que les empuje a cometer errores y tomar decisiones precipitadas. Todo esto lo estamos viendo con la gestión sanitaria, política y económica del dichoso virus.

En definitiva, y por varias razones, desde este humilde blog lanzo un gran elogio para Guerra Mundial Z. Merece la pena leerla, incluso cuando toda esta pesadilla haya pasado.

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