Una mañana, Salvo Montalbano se despierta y encuentra un caballo muerto en la playa frente a su casa en Marinella. Pero cuando las autoridades acuden a retirar el cadáver, este ha desaparecido misteriosamente.
Así es el intrigante inicio de La pista de arena (2007), la duodécima entrega de la serie, decididamente no la mejor. Y esto lo admite un entregado fan de la saga y admirador confeso de Andrea Camilleri.
El caso del caballo muerto y desaparecido podría pasar por una mera anécdota. Sin embargo, ese mismo día se presenta en comisaría la señora Rachele Esterman para denunciar que Super, un valioso caballo de carreras que había confiado a la cuadra de Saverio Lo Duca, ha sido robado.
Así nos metemos de lleno en una trama en la que descubrimos carreras de caballos clandestinas en las que está implicada la Mafia, entre otras cosas. Pero detrás de eso hay mucho más, como siempre. La cuestión de los caballos es solamente la punta del iceberg.
Continúan los conflictos interiores de Montalbano, al que le cuesta aceptar el paso del tiempo. Es cierto que a nadie le gusta envejecer, pero para él es una auténtica tragedia.
«Usar gafas para leer significa rendirse ante la vejez sin presentar lucha».
También siguen los desencuentros con su novia Livia. En esta coyuntura el autor nos cuela un desliz amoroso del comisario.

Y aquí es donde empiezan los problemas de La pista di sabbia, los cuales hacen que la novela no sea tan redonda como otras de la saga. Porque incluso dentro de la ficción, siempre es necesario que haya un mínimo de realismo y verosimilitud. Ignoro el porqué, Camilleri cae en clichés de la novela policiaca de los que hasta ahora había huido.
Las acciones del comisario son erráticas y, en ocasiones, carecen de toda lógica. La trama es poco sólida, cogida con alfileres. Chirría un poco ver al comisario actuando como James Bond en una fiesta de ricachones o durmiendo a pierna suelta después de que unos extraños hayan allanado su casa. Ese no es nuestro Montalbano, sino un superhéroe desconocido y hasta un poco repelente.
Diremos a modo de resumen que La pista de arena es un pequeño borrón en el luminoso legado literario de Camilleri. Uno de los pocos títulos de la saga, puede que el único, que no acaba de estar a la altura del resto.
A veces veo la serie de Montalbano. Me resulta muy entretenida, y el personaje me encanta. Un u saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
La serie es muy buena, pero las novelas son mejores 🙂
¡Un saludo!
Me gustaMe gusta
Tendré que leer alguna del autor, cuál me recomendarías para empezar?
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Ainhoa.
¡Cómo me alegra leer eso! Lo suyo es empezar por el principio. La primera novela de la saga es ‘La forma del agua’ (https://humildelector.com/2017/05/22/la-forma-del-agua-andrea-camilleri/)
Yo voy reseñando las novelas de la erie en el blog por orden cronológico. Espero que las disfrutes tanto como yo.
Un saludo
Me gustaMe gusta
Es la primera vez que te veo hablar mal de una novela de Camilleri. Pensaba que eras presidente de su club de fans.
Perdona la broma, no lo he podido evitar jejeje
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hasta el mejor escribano hace un borrón de vez en cuando. Mi admiración hacia Camilleri sigue intacta.
Me gustaMe gusta
Me gustó este capítulo de la serie.
Me gustaLe gusta a 1 persona
La serie no está mal (yo la he visto también y me ha gustado), pero como siempre sucede con estas cosas, las novelas son mucho mejores.
Un saludo.
Me gustaMe gusta