La quinta mujer

LA QUINTA MUJER, Henning Mankell

Mi padre, que se leyó la serie de novelas protagonizadas por Kurt Wallander de cabo a rabo, me dijo en una ocasión que había una que le había parecido, de largo, la mejor de la saga: La quinta mujer (1996).

Obviamente, eso hizo que yo la acabara abordando esta lectura totalmente condicionado y con las expectativas muy altas, lo cual siempre entraña cierto riesgo. Pero, por suerte, Henning Mankell raras veces defrauda. Aquí, el magistral autor sueco se aparta de los clichés del género policíaco y aborda temas más profundos como la violencia estructural, el miedo, la culpa y el desmoronamiento moral de la sociedad.

La escena inicial (“Una mujer camina sola por un sendero polvoriento en el norte de África. Está marcada por el miedo, pero también por una dignidad silenciosa.”), aparentemente desconectada del resto de la trama, hace las veces de prólogo simbólico que sólo más adelante revela su carga de sentido. Esta vez, el inspector Wallander se enfrenta a una serie de homicidios particularmente crueles y brutales. Asesinatos que parecen formar parte de macabros rituales y que logran perturbar incluso a los agentes más curtidos de la comisaría de Ystad.

«La brutalidad de los crímenes no solo era física. Era como si alguien gritara con cada cadáver: ‘¡Mírenme! ¡Escúchenme! ¡Después de tanto tiempo, aquí estoy!'»

Las investigaciones llegan a la conclusión de que los asesinatos están conectados con historias ocultas de violencia contra mujeres. Se trata de una venganza.

Wallander, como siempre, es el corazón de la novela. Su mundo interior es denso, contradictorio, y está marcado por una tristeza existencial que ya se viene acentuando en las entregas anteriores: la relación con su hija Linda, el deterioro de su salud, la muerte reciente de su padre, la constante confrontación con una sociedad cada vez más violenta lo han transformado… Todo empieza a ser demasiado para él.

De esta manera, Mankell logra que el lector acabe casi más pendiente de los estados de ánimo del protagonista que de los detalles del caso al que se enfrenta. Cuidado, no hay que interpretar eso como un aspecto negativo de la narración, sino más bien al contrario. Wallander no es un héroe al uso, es un hombre agotado y lleno de dudas, pero que a pesar de todo se esfuerza por hacer lo correcto.

Todo eso en el escenario gris de una Suecia triste y lluviosa ya expuesto en las novelas anteriores.

«El país en el que crecí ya no existe. Ha sido reemplazado por uno más rápido, más frío. Tal vez más eficiente. Pero definitivamente menos humano».

Por último, hay que destacar que La quinta mujer es también una novela que habla de las mujeres: las que han sido silenciadas, maltratadas, despreciadas. Mankell denuncia la impunidad de ciertos abusos, pero sin caer en el postureo. El título hace referencia a una víctima olvidada, una más en una lista larga y cruel, que busca, desde el más allá, una forma de justicia. La resolución del caso no nos deja una sensación de victoria, sino sumidos en una reflexión amarga sobre la condición humana. Gran novela.

4 comentarios en “LA QUINTA MUJER, Henning Mankell

    1. Me gusta cómo escribe Mankell. Le pone una pesada mochila encima a Wallander con sus problemas personales, lo que parece tradición por aquellas latitudes. Tira de algunos tópicos, pero hay cosas muy buenas como lo que cuenta sobre su padre. La trama está llevada con oficio. Toca temas de interés como el de los emigrantes, exponiendo las preocupaciones de Wallander que hoy son tan actuales como hace treinta años. La investigación se resuelve bien, pero me ha parecido que va de más a menos. Tengo curiosidad por leer más de Mankell. ¿A ti qué te pareció «Asesinos sin rostro»?

      Me gusta

  1. Leí «Asesinos sin rostro» hace años y me pareció una novela bastante buena. Hay que tener en cuenta que Mankell es un precursor, un tipo que escribía «novela negra escandinava» antes de que ese concepto existiera y se pusiera de moda. De hecho, no es ningún secreto que ha servido de inspiración para muchos escritores actuales.

    Entiendo que el personaje de Wallander puede resultar algo deprimente para cierta clase de lectores, no para mí. Hay que reconocer que sus libros están bien escritos y las tramas son impecables. La única cuestión que yo reprocharía, hablando de «Asesinos sin rostro» es que algunas veces el ritmo se vuelve demasiado lento, pero eso es una percepción personal.

    No he leído toda la saga, pero para mí esta es una de las mejores, junto a «La quinta mujer y «Los perros de Riga».

    Le gusta a 1 persona

Replica a Daniel Terrasa Cancelar la respuesta