TOKIO BLUES, Haruki Murakami

9788483103074 Mucha gente me había animado a leer algo de Haruki Murakami, eterno candidato al Nobel de Literatura y un autor que se ha puesto muy de moda en los últimos años a raíz de la famosa 1Q84. Así que, tras darle algunas vueltas y sintiendo verdadera curiosidad, decidí empezar por la novela que le lanzó a la fama: Tokio Blues (1987).

Esta es mi segunda incursión en la literatura japonesa (antes sólo había leído a Yukio Mishima) y esta vez el resultado ha sido completamente distinto.

El subtítulo de Norwegian Wood hace referencia a la canción de los Beatles. De hecho, en toda la obra, que transcurre entre los años 1969 y 1970, encontramos numerosas referencias musicales a los grandes éxitos de la época y a los clásicos inmortales del jazz. Hay que decir que el jazz es una de las pasiones de Murakami, que incluso llegó a regentar un local de música en vio en Tokio en los años 70.

Sexo y depresión

Es probable que algunos me lapiden por escribir esto, pero no puedo compartir el entusiasmo de otros lectores hacia esta novela. Las primeras páginas son prometedoras, con un ritmo que engancha. Pero cuando, más adelante, se empieza a desarrollar la historia, salen a la luz los temas centrales de la novela (el paso de la adolescencia a la madurez, el sexo, el suicidio, la pérdida…) todo se ralentiza y se espesa de una forma desesperante.

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Escena de la película Tokio Blues (Norwegian Wood) de 2017

Los personajes están dibujados con gran maestría, sobre todo los femeninos: Naoko, Midori, Hatsumi, Reiko… Mujeres tan distintas entre sí, aunque todas ellas con personalidades atormentadas por diferentes motivos. Lo mismo se puede decir de Watanabe, el protagonista principal que narra la historia en primera persona. Y es que en Tokio Blues reina una atmósfera pesada de abatimiento general, casi nihilista, a veces disfrazada de humor, pero la mayor parte del tiempo terriblemente opresiva. Un mundo en el que por una u otra razón nadie parece ser feliz. 

Un ejemplo de esta melancolía y fatalismo que destila Tokio Blues, en palabras de Naoko:

«¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?»

O en una de la reflexiones del propio Watanabe:

«Estaba en la plenitud de la vida y todo giraba en torno a la muerte»

Esta sensación de depresión permanente se acentúa, en mi humilde opinión, debido a la forma de narrar la historia, un tanto monótona y repetitiva. A veces la novela encalla y parece que no va a ninguna parte. Pero no es eso, es el ritmo. Los diálogos se estiran innecesariamente, las numerosas escenas de sexo se explican casi de un modo científico, hay un abuso del recurso epistolar (Watanabe se cartea en varias ocasiones con otros personajes), mejor dicho, de la forma de utilizar dicho recurso: demasiadas palabras, demasiados circunloquios… ¿A dónde fue a parar el proverbial minimalismo japonés?

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Haruki Murakami (Kioto, 1949)

Afortunadamente, los capítulos finales recuperan la agilidad del principio, y reconcilian así al lector con la novela (al menos ese ha sido mi caso). Con el libro cerrado en mis manos, justo después de leer el final, he tenido la sensación de haber disfrutado de una historia interesante, después de todo.

Por eso estoy dispuesto a atreverme de nuevo con Murakami, sobre todo porque tengo entendido que Tokio Blues es una excepción dentro de su obra literaria, un libro que narra una historia realista, triste y desoladora, lejos del que según me han dicho es su estilo narrativo, algo así como una especie de «realismo mágico» a la japonesa.

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4 comentarios en “TOKIO BLUES, Haruki Murakami

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