LOS PERROS DE RIGA, Henning Mankell

los-perros-de-rigaDespués de la presentación en sociedad del detective Kurt Wallander en Asesinos sin Rostro, llegó la segunda entrega de sus aventuras, que prefiguraba ya una portentosa saga policíaca.

Sin embargo, Los perros de Riga (1992), de Henning Mankell, no es «más de lo mismo», al contrario: el paisaje cambia radicalmente y el personaje central crece. El resultado, una magnífica novela.

Cerca de la costa aparece un bote con dos cadáveres a bordo. Las investigaciones concluyen que se trata de dos ciudadanos letones, por lo que el caso es transferido a la policía de aquel país. De Riga llega el mayor Liepa, un peculiar inspector con el que Wallander, a pesar del obstáculo del mal inglés de ambos, hará buenas migas.

La cuestión parece resuelta pero entonces sucede algo inesperado que acabará llevando a Wallander hasta la ciudad de Riga, al otro lado del mar Báltico. Un mundo completamente diferente a la Suecia que él conoce.

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La novela se desarrolla en un marco espacio-temporal muy concreto: los últimos años de la Letonia bajo dominio soviético. Ha pasado la Perestroika, ha caído el Muro de Berlín y el viento de la historia sopla con aires nuevos en Europa Oriental, abrumando a todos, incluido Wallander:

«Todavía le costaba asimilar que Alemania del Este había dejado de existir».

En Los perros de Riga nos encontramos con un Wallander tan melancólico y perdido como en la novela anterior. Y encima, echando en falta los consejos y la sabiduría de su viejo colega, el difunto Rydberg.

Los últimos estertores del bloque soviético

coverimage-9789189145061-leopard-2020-04-21El retrato que hace Mankell de Riga y, por extensión, de todo el país y de la Europa comunista de los años 80-90, no puede ser más deprimente. Hemos visto que Wallander se queja constantemente de su Suecia («un país fantástico (…) Es para ponerse enfermo»), pero lo que ve y vive en Letonia le parece aberrante. Que tomen nota los que todavía creen en el «paraíso comunista».

El paisaje es gris. Letonia es un país pobre y triste donde reina una atmósfera de opresión irrespirable y la corrupción campa a sus anchas. La sensación es la de vivir en un edificio podrido que está a punto de desmoronarse en cualquier momento.

«Pensó en la insoportable tortura que debía de suponer vivir en un permanente estado de temor».

Wallander es constantemente vigilado por sus anfitriones, que parecen estar ocultándole siempre la información que necesita. En su poco acogedora habitación del Hotel Latvia se llega a preguntar qué hace allí o qué esperan de él realmente, incluso se llega a plantear si lo que está viviendo en Riga es una especie de barata película de espías de la Guerra Fría.

Tras conocer a ciertas personas (no puedo explicar más sin destripar la trama), Wallander descubrierá la existencia de una terrible conspiración. Y nuestro querido policía, lleno de dudas, bajo de forma y siempre taciturno, tomará partido esta vez de forma decidida. Y es que, si en la novela anterior fue donde nació Kurt Wallander, es en Los perros de Riga donde el personaje se hace grande.

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2 comentarios en “LOS PERROS DE RIGA, Henning Mankell

    1. Hombre, es cierto que a veces parece más una historia de espías que una novela policíaca, pero la esencia de la serie está presente en todo momento.

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