Sucede muy a menudo: un día aparece una novela que arrasa en las librerías y de la que todo el mundo habla constantemente. Entonces uno se deja llevar por la corriente, compra el libro, lo lee y se decepciona. A mí me ha pasado mas de una vez.
Pues bien, afortunadamente eso no es aplicable a La verdad sobre el caso Harry Quebert (2012), de Joël Dicker. Un thriller cuya fama es totalmente merecida.
Llena de giros inesperados y «golpes» narrativos perfectamente perpetrados, la historia y la forma en la que el autor la cuenta consiguen mantener al lector en un continuo suspense, con las pulsaciones siempre arriba.
El joven escritor Marcus Goldman, se halla encallado en uno de esos famosos «bloqueos de escritor» que parece insalvable. Entonces recurre a la ayuda de su mentor, el famoso novelista estadounidense Harry Quebert. El reencuentro entre maestro y alumno en su preciosa casa junto al mar en Aurora, New Hampshire, queda manchado por un macabro hallazgo: los restos de Nola Kellergan enterrados en el jardín de la casa.
Nola, que apenas tenía 15 años cuando desapareció en 1975, era la novia de Harry, una relación escandalosa que había sido la comidilla del pueblo. Ahora todo indica que fue el quien acabó con su vida y la enterró en el jardín de su propia casa. ¿O tal vez no?

Las páginas de La verdad sobre el caso Harry Quebert se mueven hábilmente entre dos momentos diferentes: 1975 y 2008, entre los sucesos previos a la desaparición de Nola y los esfuerzos de Marcus por resolver el misterio y exonerar a su antiguo maestro.
Dicker aprovecha para insertar en el texto variadas digresiones sobre el boxeo, las miserias de la industria editorial y otros asuntos. La relación entre maestro y discípulo está llena de conversaciones profundas y sabios consejos. He aquí algunas muestras:
«Golpee ese saco. Golpéelo como si su vida dependiese de ello. Debe usted boxear como escribe y escribir como boxea: debe dar todo lo que tiene porque cada pelea, como cada libro, puede ser la última.»
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«Aprenda a amar sus derrotas, Marcus, pues son las que le construirán. Son sus derrotas las que darán sabor a sus victorias.»
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«En esta sociedad, los hombres a los que más admiramos son los que ponen en pie rascacielos, puentes e imperios. Pero en realidad, los más nobles y admirables son aquéllos capaces de poner en pie el amor. Porque es la mayor y la más difícil de las empresas.»
Y aunque reitero mi admiración por esta gran novela, no puedo dejar de señalar que algunos personajes están algo estereotipados. Tenemos por ejemplo al soltero millonario maduro y su desfigurado chófer, medio monstruo y medio artista; también está el predicador sureño atormentado y su hija Nola, una Lolita de manual.

Pero Dicker pasa por encima de todo esto con un estilo narrativo fresco y directo, con un ritmo ágil e innumerables giros argumentales que estrujan las neuronas del lector.
Por último, hay que mencionar que a pesar del escenario y los personajes, Joël Dicker es un autor francófono suizo y su libro fue escrito en francés (el título original es La verité sur l’affaire Harry Quebert). Aunque esto probablemente todos los aficionados a las novelas de intriga y misterio lo saben ya de sobra.
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Hola Daniel. ¿Has visto la serie de TV? Si es así, ¿hay muchas diferencias con el libro? Lo pregunto porque en algunas de tus entradas he visto que haces algunas comparaciones enter las novelas y ssu adaptaciones al cine.
Un saludo desde Sevilla.
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Hola,
Vi la serie después de leer el libro. Claro, ya no había mucho interés, pero mi mujer quería verla y la acompañé.
Está bien, hay pequeñas diferencias pero no afectan al argumento. Por ejemplo, le cambian el nombre al pueblo, ignoro el motivo.
Pero prefiero el libro, claro.
Un saludo.
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