
Hacía mucho tiempo que un libro no me cautivaba de la manera que lo ha hecho este. Piranesi (2020) de Susanna Clarke, es una historia mágica, misteriosa y desconcertante. Su argumento es muy difícil de explicar, pero me atreveré.
El hombre que se hace llamar Piranesi vive dentro de la Casa, una serie de edificios clásicos conectados en una sucesión eterna e inabarcable, algo así como la «biblioteca infinita» que imaginó Borges, pero poblada de gigantescas estatuas clásicas de mármol en lugar de estantes con libros.
En lo que él llama los Salones Superiores, «las nubes se mueven en lenta procesión y las estatuas aparecen repentinamente de entre la niebla»; en cambio, los Salones Inferiores se encuentran anegados y ocultan estatuas oscuras y silenciosas bajo sus aguas. Piranesi pasa la mayor parte de sus días solo: pescando, visitando los esqueletos de otras personas fallecidas hace tiempo o escribiendo en sus diarios.

El lector no sabe ni cómo ni cuándo Piranesi llegó a este enigmático lugar, que para él no es tal. La Casa es el mundo, bello y fascinante, y él es «el hijo amado de la Casa».
«La belleza de la Casa es inconmensurable; su bondad, infinita»
Pero hay otro habitante en este extraño lugar, alguien que solamente aparece allí en momentos puntuales. Es «el Otro», un hombre hosco que trata a Piranesi con cierta brusquedad, sirviéndose de su experiencia como explorador de la Casa (y conocedor de las mareas que periódicamente inundan muchas de sus salas) para tratar de alcanzar su propio objetivo: desentrañar el Conocimiento que se halla oculto en este laberinto imposible.
La irrupción de otra persona en estos inmensos salones inabarcables despertará algo en la memoria olvidada de Piranesi. Aplicando una lógica inapelable, este nuevo actor será bautizado como «16», pues no hay más personas en el mundo que el propio Piranesi, el Otro y los 13 esqueletos. En total, quince habitantes de la Casa. Esto impulsará a nuestro protagonista a releer las viejas entradas de sus diarios, llenas de palabras incomprensibles como Perugia, Universidad o Ketterley, en busca de pistas sobre su antiguo yo.
No sé si he contado ya demasiado. De todos modos, incluso con todo lo que he escrito, es imposible que nadie se haga una pequeña idea de lo que le espera cuando se siente a leer esta bella e intrigante novela. Un texto poético, profundo, hipnótico y lleno de intriga que los amantes de la buena literatura sabrán apreciar. Cinco estrellas.

Dos apuntes adicionales:
- Giovanni Battista Piranesi (1720-1788) fue un arquitecto y grabador italiano que dejó miles de dibujos de edificios y estatuas imaginarias, muchas de ellas imposibles. Una obra onírica que inspiró a la autora en muchos aspectos para crear esta novela.
- Susanna Clarke alcanzó la fama en su país natal, el Reino unido, tars la publicación de Jonathan Strange & Mr Norrell (2004). Después desapareció de la escena literaria y acabó sumida en una fuerte depresión hasta su feliz y exitoso regreso de la mano de Piranesi.
Evoca el laberinto del Minotauro. Muy intrigante. Tiene pinta de que es de esos libros que pueden gustar o no, pero que no dejan indiferente. Lo apunto. Gran reseña. Saludos 🙂
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Así es, tal vez no sea del gusto de todos los lectores, pero desde luego es una novela diferente.
Un saludo.
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