Regresamos a la isla esmeralda para revivir uno de los momentos más importantes y emocionantes de la historia de aquellas tierras: el nacimiento de la República de Irlanda. Y lo hacemos de la mano de Juan Antonio Rodríguez, a través de su última novela Tierra de rebeldía (2024).

Si bien esta obra es la continuación de Tierra de esperanza, además del segundo volumen de una trilogía, se puede leer de forma independiente sin ningún problema.

Más allá de las licencias literarias y la trama de ficción que gira en torno a los protagonistas, Johnny y Nuala, leer Tierra de rebeldía es un buen modo de acercarse a los eventos históricos que desembocaron en la independencia de Irlanda, siempre con el debido rigor que se espera de una obra de este género y explicando muy bien el contexto histórico mundial en el que se enmarca. Pero ese no es el único aspecto destacable de la novela.

A la hora de abordar un asunto tan complejo, es un acierto del autor no haber caído en el maniqueísmo. Habría sido más efectista, aunque menos honesto, presentar una versión moderna de David contra Goliat, simplificando la historia real para convertirla en un enfrentamiento entre el débil oprimido y el malvado poderoso.

Es cierto que en las páginas de esta novela subyace una oda al indomable espíritu de resistencia de los irlandeses, capaces de plantar cara a un rival poderoso y aparentemente invencible. Sin embargo, también vemos cómo muchos de los personajes quedan atrapados en sus propias contradicciones y, arrastrados por las complejidades de la lucha política y social, a menudo se ven forzados a tomar decisiones difíciles. Este es un aspecto que añade mucha profundidad emocional al relato y le confiere un mayor grado de realismo.

Los personajes de Tierra de Rebeldía son complejos. Algunos de ellos destacan por su carisma y su compromiso, mientras que otros se nos presentan cargados de dudas y atenazados por el miedo ante el cambio. ¿Quién se atreve a juzgar a nadie que se viera inmerso en tales circunstancias? Cada uno de ellos simboliza un aspecto diferente de la respuesta humana en situaciones extremas, un amplio espectro que va desde la desesperanza más absoluta hasta la euforia rayana en el fanatismo.

En el apartado técnico, Juan Antonio Rodríguez recurre a un lenguaje cargado de simbolismo que consigue conectar emocionalmente con el lector. Yo, que he tenido la oportunidad de seguir su carrera desde el principio, percibo en esta última novela una notable evolución. El estilo narrativo es más contenido y preciso, pero no está exento de emoción y apasionamiento. Creo que es lo mejor que he leído de él hasta la fecha.

En mi humilde opinión, me han parecido excepcionales los episodios centrales que giran en torno al alzamiento de Pascua en Dublín, en 1916, así como su fatal desenlace. Una lectura que estremece y fascina a partes iguales.

Por último, debo señalar que, con esta obra, Rodríguez ha conseguido combinar dos géneros: la novela histórica y la novela social. Así, tras el intenso relato de aquellos sucesos históricos, se esconde un mensaje humano atemporal. Esa es precisamente una de las razones de más peso para leer Tierra de rebeldía: los grandes temas centrales de la novela siguen vigentes en la actualidad. Muy recomendable.

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