El libro que Dickens escribió desde el Más Allá

CHARLES-DICKENSEs bastante común que aparezcan obras póstumas de escritores famosos, es decir, textos inéditos que son publicados después de su muerte. Más raro es que los escritores se empeñen en seguir escribiendo desde la tumba, manifestándose desde el Más Allá. Precisamente eso es lo que hizo Charles Dickens. O al menos es lo que mucha gente cree.

Hay que decir antes que nada que el autor de Oliver Twist, reconocido hoy como uno de los grandes de la literatura inglesa, cultivó durante toda su vida el interés en lo sobrenatural (sin ir más lejos, me viene a la cabeza el «fantasma de las Navidades futuras» de su famoso Cuento de Navidad), así que una historia de ultratumba como ésta no acaba de descuadrar del todo con el personaje.

Premoniciones

Se dice que el primer contacto del autor con el mundo de lo sobrenatural tuvo lugar el 9 de junio de 1865. Aquel día, Dickens viajaba en el tren que descarriló mientras circulaba sobre un puente cerca de la localidad de Staplehurst. Milagrosamente, el vagón en el que viajaba el autor de Oliver Twist y otras obras famosas fue uno de los pocos que logró permanecer sobre las vías, por lo que quienes había en su interior resultaron ilesos.

Eso sí, Dickens participó activamente en las tareas de rescate y socorro de los otros pasajeros, más desafortunados que él. Aquella experiencia le dejó un profundo trauma y le inspiró para su relato El Guardavía, publicado un año después, cuyo argumento gira en torno a la premonición de un accidente ferroviario.

Hay quien piensa que Dickens también presintió su propia muerte. Tres meses antes de su deceso, se encontraba participando en la lectura pública de Cuento de Navidad durante una gira por Estados Unidos. Al parecer, a final del acto, el escritor inglés se despidió con esta enigmática frase:

«Desde estas luces deslumbrantes me desvanezco para siempre con un cordial agradecido, respetuoso y cariñoso adiós».

Y ese adiós fue premonitorio, pues aquella sería su última aparición en público. Charles Dickens fallecería el 9 de junio de 1870 a causa de una hemorragia cerebral, dejando inacabado el relato en el que estaba trabajando: El misterio de Edwin Drood.

Nadie podía imaginar que, a pesar de todo, su carrera literaria iba a continuar.

La «literatura droodiana»

El Misterio de Edwin Drood es una novela policíaca que, como era a no olvides hacer clic en Me Gusta. Y si quieres leer más reseñas tal vez te interese suscribirte a Un Humilde Lector.habitual en aquellos años, se publicaba por entregas. Cuando Dickens dejó este mundo se había publicado exactamente la mitad. Todo quedaba en el aire: el desenlace de la historia y, sobre todo, la identidad del asesino de Edwin Drood.

a no olvides hacer clic en Me Gusta. Y si quieres leer más reseñas tal vez te interese suscribirte a Un Humilde Lector.Con el cuerpo del autor todavía caliente, ya se había desatado un acalorado debate en los círculos literarios británicos acerca de cuál era el final que Dickens había pensado para su historia (debate que, por cierto, aún hoy sigue vivo). Ese fue el nacimiento de la llamada «literatura droodiana», que trata de las investigaciones, hipótesis, soluciones y finales para obras literarias inconclusas.

Edwin Drood
En 2012 se estrenó en Londres un musical inspirado en la inacabada obra de Dickens

El caso de Thomas P. James

Pero hubo quien fue aún más allá: en 1872, Thomas P. James, un humilde mecánico sin ninguna destreza literaria, cayó en trance durante una sesión de espiritismo (tan de moda en aquella época), durante el cual tomó lápiz y papel y comenzó a escribir con letra angulosa y precipitada. Cuando acabó, todos los presentes se quedaron boquiabiertos al comprobar que el texto estaba firmado por Charles Dickens. Aquellos arrebatos misteriosos se repetirían en varias ocasiones hasta culminar con el final del relato inacabado.

¿Fue el espíritu de Dickens el que se manifestó  en el cuerpo de James para redactar el final de El Misterio de Edwin Drood? Parece una tontería creer algo así, pero hay dos detalles del asunto que, por lo menos, llaman la atención:

Thoma P James

En primer lugar el hecho de que, Thomas P. James no era precisamente un hombre de letras, así que difícilmente habría sido capaz de realizar siquiera una burda falsificación; y por otra parte está el estudio realizado por un parapsicólogo de la John Fitzgerald Kennedy University, que concluiría años más tarde que el estilo y los giros lingüísticos de aquel texto dictado desde el Más Allá coincidía de manera asombrosa con los escritos de Dickens.

Sí, esta curiosa anécdota, bastante difundida en tanto en blogs literarios como en webs magufas, resulta muy excitante. Pero si se trata de ser justos y objetivos hay que decir también que ha habido muchos otros expertos que se han dedicado a estudiar el enigma y han dictaminado que el estilo del Dickens real y el del Dickens «de ultratumba» son muy diferentes. Tanto que es imposible hablar de una misma persona. Estaríamos en ese caso ante un engaño, o por lo menos una confusión.

Pero por alguna razón esta otra opinión de los expertos, tan prosaica y desprovista de elementos sobrenaturales, no ha tenido tanto eco como la fascinante historia del escritor de ultratumba y su médium. Es lógico: ¿acaso vamos a permitir que la verdad nos arruine una buena historia?

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