Después de mi reseña sobre Patria, de Fernando Aramburu, y siguiendo las sabias recomendaciones de David (cuyo blog es una especie de cofre del tesoro lleno siempre de maravillas), me puse a leer la que de momento es la única novela de Edurne Portela: Mejor la ausencia (2017).
A pesar de los puntos en común y las no siempre bien intencionadas comparaciones, es justo señalar que esta novela no quiere imitar a Patria ni aspira a colgarse de su éxito.
Es cierto que ambas obras abordan el tema del terrorismo de ETA y los llamados «años de plomo» en el País Vasco, pero en el caso de Mejor la Ausencia parece que hay mucho más, al menos en intención, pues aparecen otros temas como el machismo, los malos tratos, la heroína (una auténtica epidemia mortal en la España de los 80), el alcoholismo, la inestabilidad laboral y otros temas sociales.
Amaia
Mejor la ausencia está narrada en primera persona. Son los pensamientos de Amaia, una niña de cinco años, la menor de una familia vasca destruida por el comportamiento errático (y después viontrada no olvides hacer clic en Me Gusta. Y si quieres leer más reseñas tal vez te interese suscribirte a Un Humilde Lector.lento) del padre, primero colaborador de ETA y después de la policía.
Un aspecto especialmente brillante de la narración es la transformación de la «voz» de Amaia desde los primeros capítulos, cuando mira el mundo con ojos de niña, hasta su etapa de adolescente rebelde y más adelante de persona adulta. Salvando las distancias, me recordó a la metamorfosis del protagonista de Flores para Algernon, igualmente tampoco exenta de emotividad.
El abandono de la familia por parte del padre precipita el hundimiento de la misma. La madre empieza a beber y Aníbal, el hijo mayor, cae en las drogas. Los pequeños, Aitor, Kepa y Amaia, reaccionarán también de formas diferentes. El primero acabará huyendo a Madrid, el segundo será reclutado para la causa nacionalista (considera a su padre un traidor) y se convertirá en el gran antagonista de Aitor. Amaia, por último, quedará a la deriva.
Más adelante, una Amaia ya adulta y su padre tienen ocasión de tener un reencuentro, iniciando así una relación distante pero más o menos cordial, aunque llena de altibajos, secretos y mentiras, que también tendrá un final abrupto.

El ritmo de la narración es magnífica y engancha desde el primer momento (prueba de ello es que me leí la novela en tres días, quitándome incluso horas de sueño), aunque debo decir que la parte final, titulada «El regreso» me resultó un poco decepcionante. Me dio la impresión de que la autora no encontraba el modo adecuado de cerrar la historia. Hay varios saltos atrás en el tiempo para explicar episodios que han quedado en el aire, pero esta forma de hacerlo resulta un tanto confusa.
Pero que no sirva esto para desmerecer la calidad de esta novela. Escrita con un estilo directo y sencillo, pero abordando muchos y muy profundos temas. Mejor la ausencia no es Patria ni aspira a serlo. Eso no significa que sea mejor o peor, yo desde luego no me atrevería a afirmarlo. En todo caso, una lectura muy recomendable.
Si te ha gustado esta entrada no olvides hacer clic en Me Gusta. Y si quieres leer más reseñas tal vez te interese suscribirte a Un Humilde Lector.
Yo he empezado por leer su segunda novela «Formas de estar lejos». En mi opinión, es una novelista con grandes posibilidades, que se está formando. Encuentro en «Formas de estar lejos» las mismas debilidades que señalas para su primera novela. Tiene finales en los que no redondea, como si no encontrara el final que la novela le pide. También crea confusiones con saltos en el tiempo. Además deja tramas secundarias sueltas, sin resolver, o resueltas de mala manera. Sin duda es una escritora que hay que tener en cuenta porque creo que llegará a controlar esos aspectos que se le van de las manos. Un saludo, Daniel
Me gustaLe gusta a 1 persona