Hay novelas que se leen en un suspiro. La vida secreta de los escritores (2019), de Guillaume Musso, pertenece a esa categoría. Entiéndase esto como un elogio.
Nathan Fawles ha sido un escritor de éxito y estrella mundial. Sin embargo, en 1999 toma la decisión de alejarse del mundo y no volver a escribir. Su retiro es una espectacular casa, casi una fortaleza, situada frente al mar en la isla de Beaumont, en la costa mediterránea francesa.
Veinte años después llega a la isla un joven escritor llamado Raphaël Bataille, en busca de su esquivo ídolo. Casi al mismo tiempo desembarca también en Beaumont una mujer llamada Mathilde Monney, dispuesta a desenterrar un terrible secreto sobre la vida de Fawles.
Aunque la historia está narrada en tercera persona, Bataille nos explica sus aventuras y sus descubrimientos en primera persona. Sin darnos cuenta, en pocas páginas nos hallamos metidos de lleno en el microcosmos de la isla y atrapados por una historia de intriga que parece no tener sentido. Hay que leer hasta el final para conocer, «la verdad indecible», como la llama Fawles. Y entonces todas las piezas del rompecabezas encajan.

El oficio de escribir
Aparte de la trama en sí, hay que destacar las reflexiones sobre el mundo de la literatura y el oficio de escribir que el autor desliza a través de los personajes de Fawles, el escritor consagrado, y Bataille, la joven promesa. He aquí un ejemplo:
«Hoy en día todo el mundo quiere ser escritor, pero ya nadie lee».
Es una verdad a medias. Quedamos aún muchos lectores. Sin embargo, me temo que en lo que se refiere a los que escriben, estas otras apreciaciones son bastante acertadas:
«No es un trabajo para los que tienen la mente sana, es un trabajo para esquizofrénicos (…) Cuando escribes, ya no vives con tu mujer, tus hijos ni tus amigos. Más bien, finges que vives con ellos. Pero, en realidad, te pasas la existencia con tus personajes durante un año, dos o cinco…»
Musso cita a escritores que fracasaron en sus primeros intentos antes de convertirse en estrellas, como Stephen King o Frank Herbert. También deja caer ideas sugerentes como «la vida es una novela» o «la realidad se rige por las reglas de la ficción».

No menos interesante es el epílogo, donde Musso se erige como protagonista y explica algunas claves de cómo un pequeño detalle, una historia real o una simple anécdota pueden ser la chispa para escribir una novela. Habrá que escucharle, porque el autor de La vie secrète des écrivains es uno de los autores que más libros vende en Francia. Algo tiene que saber del asunto.
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Buena novela de lo mejor del autor, pronto en el blog
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Hola. Qué ganas tengo de leer esta novela, ya la tenía anotada y será una compra segura.
Besos.
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Espero que te guste tanto como a mí. ¡Ya me contarás!
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