EL ETERNO ADÁN, Julio Verne

Esta novela corta es una de las joyas más interesantes dentro de la ingente producción literaria de Julio Verne. Publicada a título póstumo en 1910, cinco años después de su muerte, El eterno Adán plantea dos temas fascinantes: la posibilidad de existencia de humanidades anteriores (y posteriores) y la teoría de eterno retorno, planteada por Nietzsche, Vico y otros filósofos.

La narración se estructura en dos partes. En la primera nos encontramos con un mundo-océano (similar al del planeta Thalassa de Cánticos de la Lejana Tierra) en la que hay un único continente emergido. En él, un arqueólogo del futuro llamado Zartog Sofr-Aï-Sran da con un desconcertante hallazgo: un misterioso escrito en una extraña lengua que finalmente logra descifrar. Su contenido resultará demoledor, pues echará por tierra todos sus esquemas mentales y sus conocimientos sobre la historia de la humanidad.

La segunda parte es la narración del enigmático texto: una especie de diario ambientado en la época en la que Verne vivió donde se explica en primera persona y con todo detalle el cataclismo que destruye el mundo que conocemos.

«¿Qué había bastado para que desaparecieran para siempre la ciencia y hasta el recuerdo de esas naciones tan poderosas? Menos que nada: que un imperceptible estremecimiento recorriera la corteza del globo.

Los supervivientes de desastre, atónitos y abrumados, se lanzan a un desesperado viaje en barco en busca de continentes que ya no existen. Al final aceptarán la realidad: su mundo se ha extinguido para siempre. Sólo hay una isla, surgida del fondo del océano, inhóspita y desconocida, donde poder poner los pies y tratar de continuar su existencia. Ahora toca sobrevivir e intentar reconstruir el mundo perdido. Pero la tarea es demasiado colosal y acabará revelándose imposible. El regreso a la barbarie, el fin de la civilización, es inevitable.

Verne plantea la hipótesis de que toda civilización humana podría estar edificada sobre las ruinas de civilizaciones anteriores, tal vez destruidas por un cataclismo planetario (pone como ejemplo la Atlántida). Los escasos supervivientes serían así los nuevos Adán y Eva de las futuras religiones.

Vale la pena sumergirse en esta lectura, breve e impactante, para reconocer una vez más el genio de Julio Verne. ¡Qué maravilla!

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