Basada en un hecho real, el sangriento atraco en 1965 a un camión blindado en San Fernando, Buenos Aires, Ricardo Piglia escribió en 1997 Plata quemada, una impactante obra a medio camino entre la novela negra y la crónica de sucesos.
La narración engancha al lector de inmediato y lo conduce hasta el ambiente de los bajos fondos de la Argentina de la década de los 60. Una novela cruda y violenta que si Quentin Tarantino no ha leído ya debería leer de inmediato.
La operación está perfectamente diseñada por el cerebro de Mario Malito. Nada puede fallar, pues están metidos en el ajo varios políticos locales y algunos mandos de la misma policía. Pero como tantas veces pasa, surge lo imprevisto:
«Las cosas nunca salen como uno las piensa, la suerte es más importante que el coraje, más importante que la inteligencia y las medidas de seguridad.»
Así, nos encontramos con una huida desesperada de tres de los atracadores, probablemente los más crueles y despiadados. Estos cruzan la frontera y se atrincheran en uno de los pisos del edificio Liberaij, en Montevideo. Sus nombres son Carlos Cuervo Mereles, Marcelo Nene Brignone y Roberto Gaucho Dorda. Estos dos últimos unidos por un extraño vínculo sentimental forjado por el sexo y la marginación.
No corremos el riesgo de destripar el final de un suceso que, al menos en Argentina y en Uruguay, es bastante conocido. Para los lectores de otros países como España, el desenlace tampoco puede suponer una sorpresa. Ya todo el mundo se lo imagina. Sin embargo, el interés de esta novela no estriba en su final, sino en el trepidante relato de los hechos y en los fascinantes perfiles de los personajes, dibujados de forma magistral.
Es cierto que para leer esta aventura hay que acostumbrarse al uso del argot callejero, la jerga de los delincuentes que protagonizan la historia. Con todo, muchas de las palabras y expresiones cuyo significado se desconoce, pueden intuirse gracias al contexto. Creo que es un hecho positivo que Piglia lo escribiera así, pues da como resultado una narración más realista y vívida.
Otro de los aspectos que impresionan de esta obra es la sordidez que rodea la vida de sus protagonistas. Todos proceden de entornos de miseria y desesperación, todos han crecido rodeados de violencia y sin modelos ejemplares a quienes emular. Su existencia transcurre en un ominoso cóctel de drogas, sexo, violencia y resentimiento. Son los ingredientes básicos que explican el desarrollo de la trama.
«Aprendí a guardarme el odio adentro, terrible la vena, como un fuego, el odio es lo que te mantiene vivo (…) Aprendés sobre todo a pensar cuando estás en la gayola, un preso es por definición un tipo que se pasa el día pensando. ¿Te acordás Gaucho? Vivís en la cabeza, te metés ahí, te hacés otra vida, adentro de la sabiola, vas, venís, en la mente, como si tuvieras una pantalla, una tele personal, la metés en el canal tuyo y te proyectás la vida que podrías estar viviendo o ¿No es así hermanito?»
Por último, hay que señalar que el título de Plata quemada se explica en un determinado pasaje que sucede en el tercio final de a novela. ¿Recomendable? Sin duda. Una lectura que me impresiono.
Daniel, aunque no te responda, leo todos tus mensajes. Juan Julio Alfaya
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El mar, 7 sept 2021 a las 22:16, WordPress.com () escribió:
> Daniel Terrasa posted: » Basada en un hecho real, el sangriento atraco en > 1965 a un camión blindado en San Fernando, Buenos Aires, Ricardo Piglia > escribió en 1997 Plata quemada, una impactante obra a medio camino entre la > novela negra y la crónica de sucesos. La narración» >
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Pues me agrada mucho leer esto. Si alguna de mis reseñas te puede aportar algo, ya me doy por satisfecho.
Un saludo,
Daniel
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Mis padres son uruguayos y me contaron esa historia. Fue un gran impacto.
Saludos.
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Hola Paula. Sí, parece ser que fue un suceso muy conocido en ese país.
Saludos.
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