Quien conozca la ciudad de Marsella sabrá que se trata de un lugar completamente diferente al resto de Francia. Una ciudad de extremos que fascina o repugna al visitante, aunque a menudo suceden ambas cosas a la vez.
Precisamente es Marsella, la ciudad, la gran protagonista de Total Khéops (1995), de Jean Claude-Izzo, una novela negra, sucia y melancólica que puso la primera piedra de la llamada «trilogía marsellesa».
Pero tiene que haber un protagonista humano, y ese, el mismo que narra en primera persona todo cuanto sucede en la novela, es Fabio Montale.
La historia de Montale es curiosa: la del hijo de inmigrantes italianos en un barrio pobre que logra salir del círculo vicioso de la delincuencia para hacerse policía. Aunque casi siempre actúa más como mediador social que como poli, el hecho es que se ha cambiado de bando. Y eso es algo que sus amigos de infancia y juventud (Manu, Ugo y Lole) no le van a poder perdonar. La muerte violenta de ellos, primero Manu y después Ugo, metidos en turbios asuntos donde se mezclan distintos clanes mafiosos y policías corruptos, y el eterno desprecio de Lole, marcarán la trama la novela.
Montale se lanza de un modo casi suicida a averiguar los motivos de la muerte de sus amigos y a castigar a los asesinos. No es una cuestión policial, ni siquiera una venganza. Es casi un deber moral. Pero moralidad es precisamente lo que menos encontramos en los sórdidos ambientes en los que transcurre la acción.
Retrato de Marsella
Total Khéops es un paseo por la cara más oscura y fea de Marsella: barrios deprimidos, drogas y delincuencia, el racismo, la mafia, la prostitución, el abandono de las administraciones, con un trasfondo de denuncia social.
«Para estos críos, la vida no hace más que empezar y ya es un callejón sin salida».
Marsella como protagonista absoluto de la novela. Los muchos personajes que aparecen en la trama son solo hormigas que se mueven en ese laberinto. Como un guía turístico sui generis, Izzo, marsellés enamorado de su ciudad, se deshace en descripciones de sus plazas y bulevares, de sus gentes. Una sucesión de paisajes urbanos llenos de sensaciones y cafés donde todo el mundo bebe pastis.
«Marsella no es una ciudad para turistas. No hay nada que ver. Su belleza no se fotografía. Se comparte. Aquí hay que tomar partido. Apasionarse. Estar a favor o en contra. Y sólo así lo que hay que ver se deja ver.»
Montale, igual que Carvalho y Montalbano, es también un ávido lector y un gourmet. Esto hace pensar hasta qué punto los autores de novela negra europea se copian unos a otros a la hora de dibujar el perfil de sus héroes. O tal vez sucede que la mayoría de escritores de novela policíaca son a la vez apasionados gastrónomos.

Hay que esperar hasta la página 143 para entender el título del libro dentro de la narración. Nada que ver con las pirámides y los faraones: «Total Khéops» es otra forma de decir «total caos» en la letra de una canción de la banda marsellesa de rap IAM. Una expresión que describe el estado anímico de Montale y de la propia ciudad, ambos sumidos en una espiral de violencia y desesperanza que parece no tener fin.
Supongo que una novela de este tipo se tiene que leer en su idioma original, pues es difícil de traducir. Hay muchas expresiones locales y mucho lenguaje callejero, además de numerosas palabras de diferentes idiomas, reflejo de la variada composición étnica y nacional de los barrios marselleses.
En todo caso, la novela es muy buena y tiene un ritmo trepidante que mantiene enganchado al lector. Al mismo tiempo, la historia nos deja un sabor amargo en la boca, un desasosiego que va creciendo página tras página hasta alcanzar el desenlace donde se produce, en cierto modo, una especie de liberación. Y Montale, a pesar de todo y todos, consigue salir vivo. Si no emocionalmente, al menos sí físicamente.
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Un comentario en “TOTAL KHÉOPS, Jean-Claude Izzo”