Yo era apenas un tierno lector veinteañero cuando fue a parar a mis manos un libro que, bajo el título de «Obra Breve», recogía una serie de relatos de Arturo Pérez-Reverte de los años 80 y principios de los 90.

En aquellos momentos, aquello supuso para mí un enorme hallazgo.

Allí estaban joyas como La sombra del águila o Un asunto de honor. Y también una historia de esas que vienen a aguarle la fiesta a los amantes de gestas militares heroicas y sueños de gloria: El húsar (1984).

Pérez-Reverte escribió esto cuando aún era periodista y seguramente no pensaba que acabaría convertido en escritor superventas. Lo cierto es que en este relato ya encontramos lo mejor del estilo genuino del autor, tan amado por unos y tan detestado por otros.

La guerra, desmitificada

El relato nos lleva a la época de las guerras napoleónicas. El protagonista es Frederic Glüntz, un joven y bisoño oficial francés del 4º Regimiento de Húsares estacionado en España.

El inexperto e ingenuo Glüntz va a la guerra con la cabeza llena de ideas románticas totalmente equivocadas. Aspira a luchar con honor, convertirse en un héroe y regresar a casa triunfante. Pero la realidad le golpeará con dureza.

«Barro, sangre y mierda. Eso era la guerra, eso era todo, Santo Dios. Eso era todo.»

Aunque el húsar que protagoniza el relato es un francés invasor luchando contra los españoles, fue inevitable que acabara empatizando con él. Al fin y al cabo, es fácil reconocer en esta historia de desengaño la de cualquier otra de las muchas decepciones juveniles. En esos años todo el mundo recibe uno o varios baños de realidad, aunque no tan cruentos como el del joven Glüntz.

Por más que el autor cuide con mimo los detalles históricos y la ambientación, más que un relato bélico, El húsar es un certero relato psicológico: el del paso de la juventud a la madurez, en este caso un tránsito traumático. Pero sobre todo es un excelente y entretenido ejercicio de desmitificación de la guerra que deberían leer algunos imberbes que pululan por internet llamando a tomar las armas por la causa más peregrina.

…

Si te ha gustado esta entrada no olvides hacer clic en Me Gusta. Y si quieres leer más reseñas tal vez te interese suscribirte a Un Humilde Lector. También puedes invitar a un café a este humilde lector a través de PayPal.