DEFENSA CERRADA, Petros Markaris

Defensa cerrada (1998) es la segunda novela de la serie del inspector Kostas Jaritos, en mi opinión mucho mejor que la primera (Noticias de la noche).

¿Por qué nos cae tan bien Jaritos? Yo diría que porque es un héroe gris, un tipo con muchos defectos que no trata demasiado bien a sus subalternos (aunque éstos parece que se lo perdonan), que vive en una constante guerra de guerrillas con su mujer, que descuida su alimentación y su salud… En fin, un ser imperfecto. Ni siquiera se puede decir que sea un brillante investigador, ya que comete errores y olvidos imperdonables, aunque sí es un trabajador constante y, sobre todo, honesto.

«Deja mis prejuicios en paz, pienso. Un poli sin prejuicios no es poli ni es nada».

En esta ocasión nos lo encontramos pasando unas modestas vacaciones en una isla del Egeo, en casa de unos familiares de su esposa. Un movimiento de tierra deja al descubierto el cadáver de un hombre asesinado al que le han borrado las huellas dactilares.

Al volver a casa, se encuentra con otro caso de asesinato: un magnate de la noche ateniense acribillado a tiros en plena calle. Jaritos iniciará las pesquisas, aunque sus superiores insistirán en que archive el caso en la carpeta de «sin resolver». Pero el inspector es obstinado y seguirá tirando del hilo hasta descubrir que los dos casos están relacionados de una manera difícil de imaginar.

Deshacer la madeja de este enigma va a consumir las fuerzas de Jaritos, que se verá impotente ante una maraña de obstáculos muy bien tejida. Usando el símil futbolístico al que recurre el autor, una «defensa cerrada» imposible de burlar.

El caos griego

De nuevo, el paisaje que nos describe Markaris en la novela es la de un país caótico, donde se suceden las huelgas y las protestas, en el que los servicios públicos no funcionan y donde la corrupción campa a sus anchas.

«Ellos (el crimen organizado) disponen de más dinero y cuentan con mejores recursos que la policía, señora Kusta le explico. Además, nosotros nos vemos limitados por las leyes, mientras que ellos hacen lo que les da la gana».

No es precisamente la mejor postal turística de Atenas y de Grecia, sino la visión del autor expresada a través de los pensamientos de Jaritos, el cual siempre recurre a una pizca de humor amargo para sobrellevar la situación.

Como ya sucedía en la novela anterior, el punto débil de Defensa cerrada está en unos personajes secundarios poco trabajados. Esto se corrige a medias en el caso de Adrianí, la siempre intensa esposa de Jaritos, y su hija Caterina, que aparecen dibujadas con una personalidad bien definida gracias a un aserie de conflictos familiares que transcurren de forma paralela a la trama principal.

«Por lo general, compartir un problema con alguien es como pedir un préstamo: de momento representa un alivio, pero después hay que pagar a plazos la ayuda recibida.»

Sin embargo, el resto, desde el incisivo periodista Sotiropoulos hasta el áspero Guikas, superior de Jaritos, pasando por los diferentes sospechosos e investigados, parecen ser más parte del decorado que personajes reales.

Pero sin duda Defensa cerrada es una novela muy entretenida y que hace disfrutar a todo buen amante del género policíaco. Además, tiene un final con sorpresa, que de forma poco disimulada deja la puerta abierta de par en par a la continuación de la saga.

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6 comentarios en “DEFENSA CERRADA, Petros Markaris

  1. Buena reseña, pero ¿por qué dices que Kostas Jaritos «nos cae bien»? A mí me parece un tipo bastante vulgar y sin brillo. Es un milagro que las novelas sean tan entretenidas con un protagonista tan anodino.

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  2. Ya sabes, sobre gustos no hay nada escrito. A mí Kostas Jaritos me cae bien. Ese «nos» que usé era para quien quisiera sumarse a mi opinión.
    Ya veo que contigo no ha valido 😉
    Un saludo.

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  3. Acabo de leer de Pétros Márkaris «Hasta aquí hemos llegado» y me ha gustado. No obstante, me sorprende lo siguiente: En la novela se cometen dos asesinatos en distintos días con disparos efectuados con un revólver Smith&Wesson, calibre .38, Modelo Victory y se encuentran los dos casquillos correspondientes, pero, así como una pistola expulsa los casquillos y quedan tirados, un revólver no los expulsa, quedando dentro del tambor, a no ser que el que dispara los extraiga y los tire, cosa que, evidentemente, no sucede en la novela.
    Creo que, al no haber una explicación plausible, que no la hay en la novela, es un error de bulto por parte del autor.

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    1. Hola Jonás,
      Gracias por el aporte. Todavía no he leído ese libro, así que no puedo opinar. Pero si es como dices, sin duda se trataría de un error.
      Un saludo,
      Daniel

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