LOS CRONOLITOS, Robert C. Wilson

Un objeto gigantesco y absurdo aparece de repente en un lugar de Tailandia: un monolito de 90 metros de altura. Sobre él figuran una serie de inscripciones conmemorativas de la futura victoria militar de un enigmático líder llamado Kuin.

Este es el inquietante punto de partida Los Cronolitos (2002), de Robert C. Wilson, una curiosa novela de ciencia ficción que llegó a estar nominada para los premios Hugo.

Scott Warden, un estadounidense que lleva una vida bohemia y desordenada en el país asiático, es uno de los involuntarios testigos de la inexplicable llegada del cronolito (así será bautizada la gigantesca estructura).

Poco después, de forma igualmente súbita e inesperada, un segundo cronolito aparece en el centro de Bangkok, provocando miles de muertes y una gran devastación. El mensaje es el mismo: el anuncio del triunfo militar de Kuin que tendrá lugar de forma inexorable dentro de veinte años.

«Es justo lo contrario a la idea de monumento (…) En teoría, los monumentos son mensajes para el futuro, mensajes que dejan los muertos a sus herederos».

Esta experiencia, incluso después de que decida volver a Estados Unidos y empezar una nueva vida de cero, marcará para siempre la existencia de Scott y su familia. Especialmente cuando sea reclutado para formar parte de un equipo especial de científicos bajo las ordenes de su antigua amiga Sue Chopra. Su misión: averiguar qué son los cronolitos y cómo evitar que la profecía que anuncian se cumpla.

Kuin

Por las páginas de Los Cronolitos desfilan numerosos personajes, todos vinculados de un modo u otro al protagonista.

Sin embargo, la identidad de Kuin se mantiene en secreto a lo largo de toda la narración. Nadie sabe qué o quién es Kuin, a pesar de que tras la aparición de más y más cronolitos en otras partes del mundo, se convertirá en una figura omnipresente de importancia capital para el devenir de la humanidad.

El autor refleja muy bien el lento proceso de descomposición social e inestabilidad política mundial que los cronolitos provocan. Sólo Sue Chopra y los suyos parecen creer firmemente en la posibilidad de cambiar el destino, pero el resto de la humanidad asume el advenimiento de Kuin como algo inevitable. Las respuestas y reacciones a esto son de lo más variado. Una locura.

«Trate de imaginar el Cubo de Minkowski como un bloque de congelación de agua líquida de abajo hacia arriba. La progresión de la congelación representa de algún modo nuestra percepción humana del tiempo. Lo congelado es el pasado, inmóvil e inmutable: lo líquido es el futuro, indeterminado, incierto. Y nosotros vivimos en el límite cristalizante».

Tengo que decir que la novela es curiosa e interesante, con una tensión que crece a medida que se aproxima el desenlace, aunque deja en el lector cierta sensación de «obra inconclusa». En mi opinión, Robert C. Wilson trabaja muy a fondo el aspecto psicológico de sus personajes, dejando demasiadas veces la trama de los cronolitos como un mero escenario de fondo. Tal vez sea un recurso intencionado, pero que por fuerza deja un poco descolocado al lector de ciencia-ficción de toda la vida.

Robert Charles Wilson

Para ilustrar lo anterior: cuando reseñé aquí Cánticos de la Lejana Tierra, apunté como un pequeño defecto la falta de profundidad de los personajes de la novela (en todo caso, ¿quién soy yo para criticar a un genio como Arthur C. Clarke?). Pero eso preferible siempre a lo contrario: que la historia central quede eclipsada por sus personajes. Y esto sucede en algunos momentos de la novela.

Y aún así, Los Cronolitos es una lectura amena y curiosa. Además, y este no es un detalle menor, en ella se anuncia la llegada de Kuin para el año 2021. Con todo lo que llevamos encima desde que empezó la pandemia el año pasado y la crisis económica que nos castiga desde entonces, esto es lo que nos faltaba.

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