EL MUNDO DE CRISTAL, J. G. Ballard

J. G. Ballard fue un autor destacado dentro de la literatura de ciencia ficción catastrofista en los años 60 y 70, considerado también un escritor visionario en algunos aspectos.

Los expertos del género incluyen la novela que reseñamos hoy en una una trilogía formada por los siguientes títulos: El mundo sumergido (1962), La sequía (1964) y El mundo de cristal (1966). En realidad son novelas muy distintas. El único nexo en común entre ellas es el escenario que dibujan: todas coinciden en imaginar un mundo futuro poco halagüeño.

El protagonista de la historia es Edward Sanders, un médico inglés que dirige un leprosería y que viaja en el ferry a Port Matarre, en Camerún. El motivo de su viaje es encontrar a sus amigos, Max y Suzanne Clair, de los que no tiene noticias desde hace semanas. Ambos trabajan en un hospital, río arriba, en la región de las minas de diamantes.

Es un viaje extraño. Se ha perdido la comunicación con el interior y nadie sabe qué sucede exactamente. Durante la agobiante espera en Port Matarre, Sanders conoce a personajes misteriosos como un arquitecto belga llamado Ventress o el oscuro religioso Balthus.

La atmósfera y el escenario de esta primera parte evocan vagamente la legendaria novela El corazón de las tinieblas. Todo es extraño, enigmático y amenazador… Y el peligro viene de una fuerza que está cristalizando la jungla y todos los seres que en ella habitan.

La explicación científica del extraño fenómeno de cristalización del bosque tropical aparece de repente a inicio de la segunda parte de la novela. Y, sinceramente, tuve que leerla varias veces para intentar entender algo.

Portada y contraportada de la edición original de The Crystal World

En todo caso, es lo de menos. El propio autor no le dedica más espacio que el estrictamente necesario. Lo realmente importante no es el fenómeno en sí, sino la reacción psicológica de los personajes ante el mismo.

Ballard se explaya en las descripciones del bosque convertido en un lugar bello y siniestro, un mundo congelado y si vida, pero también fascinante. Aparecen imágenes tan poderosas como los temibles cocodrilos inmovilizados bajo su costra de vidrio. Un ejemplo aquí:

«Los árboles de cristal estaban cubiertos de redes de musgo que parecían vidrio. El aire era notablemente más fresco, como si todo estuviera envuelto en hielo, pero un juego incesante de luz se filtraba a través del dosel que se elevaba por encima de las cabezas. El proceso de cristalización avanzaba. Las cercas a lo largo del camino estaban unidas por una escarcha blanca de al menos quince centímetros de espesor a cada lado de las empalizadas. Las pocas casas entre los árboles relucían como pasteles de boda, techos blancos y chimeneas transformadas en exóticos minaretes y cúpulas barrocas. En el suelo, el triciclo de un niño relucía como una gema de Fabergé, sus ruedas como brillantes brillantes coronas de jaspe.»

La cristalización es la muerte, que avanza inexorablemente devorando todo a su paso y logrando que todos los personajes, cada cual a su modo, se vean arrastrados hacia la locura.

Con todas estas ideas e imágenes, The Crystal World es una novela excitante que lleva el sello inconfundible de su autor. Una buena y refrescante lectura para disfrutar en este tórrido verano.

3 comentarios en “EL MUNDO DE CRISTAL, J. G. Ballard

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